Durante el proceso de fabricación de las piezas se utilizan diferentes tipos de grasas para poder refrigerarlas y lubricarlas. Una vez terminado este proceso, se lleva a cabo el baño de desengrase para limpiar las piezas y eliminar restos de aceites, grasas y otras impurezas, y a su vez dotarlas de una protección anticorrosiva temporal.
El desengrasado suele ser el tratamiento previo al baño electrolítico final, y la calidad de este baño es vital para poder asegurar la eficacia y homogeneidad del resto de recubrimientos posteriores.
El éxito del tratamiento depende principalmente de la concentración de agentes desengrasantes, duración y temperatura del baño. El desengrasado puede ser ácido o alcalino. Éste segundo tipo suele ser el más habitual y suele ir acompañado de otro tipo de baños: el decapado.
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